Esta semana hemos conocido en el segundo piso a una anciana de la Sociedad Protectora de Animales que, eterna amante de los animales, no deja de cambiar de mascota (normalmente gatos pero ha tenido incluso una ballena) ni de tener los más variados problemas con ella.
En la puerta de al lado, trabajaba infatigablemente un profesor loco especializado en crear monstruos, inspirado en Víctor Frankenstein. Debido a la censura (solo Dios podía crear vida) el personaje tuvo que ser eliminado, y durante varios números el piso apareció vacío y en venta, otorgándole mayor protagonismo al personaje de la portera al intentar venderlo, siendo el estado del piso el motivo cómico. Posteriormente sería sustituido por un desastrado sastre con mucha cara dura.

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